Estamos ante una situación crítica en la que independientemente de la solución final, vamos a estar hipotecados durante muchos años. El problema no es solo la situación económica de España sino que el tipo de interés al que se financia España, entre un 3% y un 5% superior al de otros países de la zona euro, hace que nuestra capacidad de crecimiento con respecto a Alemania, Francia o Suiza, entre otros, se vea mermada y la capacidad de inversión del gobierno ya sea en Educación, Sanidad, Infraestructuras o Empleo no sea la deseada.
La ecuación es simple, ingresos menos gastos. Si es positivo tienes beneficios y si es negativo tienes pérdidas. Si España fuera una empresa tendríamos números rojos desde el año 2008 y en el año 2011 una deuda pública de 700.000 millones de euros.