No habrá cosa que ODIE más que, cuando algo me va mal (cuando me echaron del curro; cuando se cumplió mi contrato y nos largaron a todos a la calle, cuando me dejó el «ése»…), llegue alguien a decirme «oh, deberías alegrarte, en el fondo no era un empleo tan maravilloso, encontrarás algo mejor… oh, venga, alégrate, era un asco de tío, tú te mereces a alguien mejor… Venga, alégrate, ponte guapa, sonríe y verás cómo te los llevas de calle.». NO. Lo estoy pasando mal, no tengo NADA porqué alegrarme, quiero estar triste y deprimirme durante el tiempo que yo desee, que será el menor posible, pero que puede ser un mes o un año. Y cuando considere que he estado triste el tiempo que deseaba, me reharé y encontraré algo nuevo, puede que sea mejor, o puede que simplemente sea algo que me permita seguir adelante, pero lo encontraré… pero hasta que llegue ese momento, ahórrate las charlitas de autoayuda y superación, y de sonrisas y de falsedades.
Cuando sufres un golpe estilo pérdida de empleo, SABES que tienes que rehacerte y lo harás. Es lógico, estás en el mundo para eso, nadie dice lo contrario… pero has sufrido un golpe, y tienes derecho a estar triste o cabreado si se te antoja. Eres tú quien tiene que decir «¡bah, que se vayan al cuerno, ELLOS han perdido más que yo!», nadie lo puede decir por tí, nadie lo tiene que decir por tí. Como decía Carmen Rico-Godoy: «mire usted, señor psiquiatra: yo me tengo compasión a mí misma porque me sale del coño, y usted y su maldita sabiduría y pretenciosidad, me tocan mucho los cojones».